Por Yuri Carvajal, Profesor, Médico y editor de la Revista Chilena de Salud Pública. Octubre 15, 2014. Publicado en: Sentidos Comunes.
Es difícil explicar el valor de una aproximación practicada con alegría e intensidad en los últimos 5 años, por un investigador. Los argumentos se mezclan con los gustos, las afinidades electivas, el placer y las preferencias estéticas y conceptuales. Medir el valor de algo es una mezcla de juicios. El valor de un temple, de una disposición, casi de un estilo, no es sencillo.
El valor de los estudios de ciencia y tecnología (STS) en Chile, que involucra cuestiones muy profundas, reside en pocas palabras , quizás en ser un enfoque, un acercamiento, una disposición a una mirada pedestre de las conexiones entre técnica, política y ciencia. Y no una escuela, ni un método, ni una teoría fuerte, ni un programa, ni un puñado de principios.
Si quisiéramos trazarlo como una línea de estudios, habría que situarla en los años 2000 en Chile, con trabajos doctorales de una nueva generación de investigadores, que tienen en Claudio Ramos quizás a su cultor mas decano. Sebastián Ureta y José Ossandón, Manuel Tironi representan la tradición sociológica actual que emprende esta entrada en problema de la ciencia y técnica contemporánea, descubriendo nuevos objetos polémicos contra el trasfondo de lo consabido. Por el lado ambiental Gloria Baigorrotegui, las interrogantes de Maite Fernández en bio tecnología y las inquietudes computacionales históricas de Claudio Gutiérrez, dibujan a su vez, el panorama de ingenieros haciendo socio-historia o socio-política.
Destaco sin enumerar, a los doctorantes bajo la guía de Francisco Javier Tirado, que han traído la elegancia de su trabajo conceptual y la vinculación con el campo biomédico.
Todas estas dinámicas, me parecen notablemente promisorias, pues apuntan a repensar en profundidad las derivas de la acción política, una vez que en ella se incluyen ciencias y técnicas, como acciones esencialmente colectivas y ansiosas de democracia. Si tan sólo, fuéramos capaces de inventar o menos aún, de registrar en forma adecuada, los lugares y condiciones en que se está produciendo la política del siglo XXI y los efectos de la ciencias y tecnologías sobre las formas de los debates y las transformaciones de los actores, el valor de STS ya estaría totalmente pagado.
Pero, hay dos cuestiones más en que STS contienen frescas promesas.
La primera, en el desafío de la recepción. Siendo un campo proveniente del encuentro de tradiciones heterogéneas, STS en Chile obliga a quebrar una tetralogía de recepciones: positivismo, pragmatismo, neoliberalismo y marxismo. Estas cuatro notables influencias intelectuales sobre el pensamiento de lo colectivo, exageraron cuál más cual menos, la nota de recepción y minimizaron el aporte local, territorial y temporal. No intentar repensar en chileno las cuestiones de STS sería desperdiciar una oportunidad intelectual.
El segundo problema podría ocurrir si nuestra alegría por el trabajo interdisciplinario que llevamos a cabo, diera lugar a un conformismo. Los encuentros de STS a los que he asistido, son un ejemplo enriquecedor de la productividad del diálogo entre especialistas ansiosos de cooperarse, pero a la vez provistos de autores y trazas comunes, que animan solidaridad intelectual, confianza y trabajo colectivo.
Pero hay tres áreas en que la interdisciplina en STS en Chile tiene deudas. La primera, es con artes y la segunda con filosofía. Quizás espere de arte y literatura más regalos que los que desde acá podamos dar. En sentido inverso, quizás podamos dar a la filosofía una gran sacudida en su grave tono nostálgico, melancólico y anti técnico.Finalmente me parece que los historiadores son siempre nuestros hermanos mayores. En todo historiador a un trabajador de STS. Dialogar con ellos es siempre gentil, aleccionador y fresco.
En cuanto a nuestro propio trabajo, salud pública y STS, tiene de todo. Lo resumiría diciendo que me impresiona la calidad del trabajo de sociólogos, terapeutas, médicos, químicos farmacéuticos para intentar hacer STS en nuestro campo. Nos falta saber mucho más y hacer mucho más trabajo de campo. Pero hemos logrado en pocos años dibujar en salud pública una práctica que no existía y que amenaza con renovar radicalmente una disciplina algo deslustrada.
Cómo citar:
Carvajal, Y. (2014, Octubre 15). El valor de los estudios de ciencia y tecnología en Chile. Sentidos Comunes. Disponible en: http://www.sentidoscomunes.cl/el-valor-de-los-estudios-de-ciencia-y-tecnologia-en-chile/